Prostatitis: causas y síntomas.

La prostatitis es una de las enfermedades inflamatorias más comunes del sistema genitourinario en los hombres. Este proceso patológico se caracteriza por el desarrollo de inflamación en los tejidos de la próstata. Esta patología, en ausencia de un tratamiento oportuno, puede provocar diversas complicaciones. Los más peligrosos son el absceso de próstata, la vesiculitis y la epididimoorquitis.

En la mayoría de los casos, la prostatitis se diagnostica en hombres de entre treinta y cincuenta años. La prevalencia de esta enfermedad es muy alta. Más del treinta por ciento de los hombres se han encontrado con un proceso inflamatorio de este tipo al menos una vez en la vida. Dependiendo de la naturaleza de su desarrollo, esta enfermedad puede ser aguda o crónica.

Causas del desarrollo de la prostatitis.

consulta con un médico para la prostatitis

La principal causa de la prostatitis es la flora infecciosa, que penetra en el tejido prostático directamente desde otros órganos del sistema genitourinario o a través del torrente sanguíneo desde focos infecciosos distantes. Los agentes causantes más comunes de esta inflamación son estafilococos, enterococos y Escherichia coli. Sin embargo, también pueden verse afectadas otras bacterias. Existen una serie de factores predisponentes que aumentan significativamente el riesgo de desarrollar esta patología.

En primer lugar, tales factores incluyen hipotermia sistemática o única, pero grave, enfermedades inflamatorias de los órganos urológicos y enfermedades de transmisión sexual. Si una persona tiene una disminución pronunciada en el nivel de defensa inmune y patologías infecciosas crónicas, la probabilidad de desarrollar prostatitis aumenta varias veces. Otros factores predisponentes incluyen el sedentarismo, la actividad sexual excesiva o la abstinencia prolongada, así como la presencia de malos hábitos.

Principales síntomas de la prostatitis.

Como ya hemos dicho, la prostatitis puede presentarse de forma aguda o crónica. Dependiendo de esto, el cuadro clínico que lo acompaña variará algo. En el desarrollo de un proceso patológico agudo, se acostumbra distinguir tres etapas secuenciales.

La primera etapa se llama catarral. Los síntomas de la prostatitis en esta etapa siguen siendo bastante moderados. Una persona enferma presta atención a las frecuentes ganas de orinar y a la aparición de dolor durante este proceso. La segunda etapa es folicular. El síndrome de dolor se vuelve más intenso y, a menudo, se irradia al ano y al sacro. Hay dificultad para orinar. En algunos casos, incluso puede desarrollarse retención urinaria. En este contexto, la temperatura corporal aumenta a niveles subfebriles. La última etapa de la prostatitis es parenquimatosa. Los signos de intoxicación general del cuerpo aumentan con un aumento de la temperatura corporal a valores febriles. El dolor presente es agudo y punzante. El síndrome de dolor intenso provoca dificultad para defecar. Muy a menudo, en esta etapa se produce retención urinaria aguda.

La forma crónica de esta enfermedad en algunos casos puede ser el resultado de un proceso agudo insuficientemente tratado. Sin embargo, la mayoría de las veces se desarrolla principalmente. Una persona enferma se queja de una ligera debilidad y aumentos periódicos de temperatura hasta niveles subfebriles. Se notan síntomas de prostatitis como molestias al orinar y defecar. Hay un síndrome de dolor leve en la zona perineal. En algunos casos, el dolor puede ser bastante intenso. Un punto específico es que el síndrome de dolor, por regla general, se intensifica con la eyaculación o la abstinencia sexual prolongada.

Otros síntomas de la prostatitis incluyen diversos trastornos disúricos y trastornos sexuales. Los trastornos disúricos incluyen necesidad frecuente de orinar y sensación de vaciado incompleto de la vejiga. En el contexto de problemas de potencia, el paciente experimenta un importante malestar psicológico, lo que conduce a un deterioro de su calidad de vida. A medida que avanza el proceso patológico, los trastornos sexuales se vuelven más pronunciados e incluso pueden provocar impotencia.

Como ya hemos dicho, la prostatitis suele provocar complicaciones bastante graves. El resultado de una inflamación aguda puede ser un absceso de próstata. Con el absceso de próstata, hay un rápido aumento de la temperatura corporal, dolor intenso en el perineo y retención urinaria aguda.

En el curso crónico de la enfermedad, existe un alto riesgo de propagación de la flora infecciosa a órganos cercanos, por ejemplo, los testículos o las vesículas seminales. Estas complicaciones pueden provocar un mayor desarrollo de la infertilidad.

Diagnóstico y tratamiento de la enfermedad.

El médico prescribe tratamiento para la prostatitis.

El diagnóstico de esta enfermedad se basa en datos del cuadro clínico, así como en métodos de investigación adicionales. Los métodos adicionales incluyen el tacto rectal, el análisis bacteriológico de las secreciones prostáticas y el examen ecográfico de la próstata.

Para tratar esta enfermedad, es obligatoria la terapia con antibióticos, que se selecciona según la sensibilidad de la flora aislada. En caso de proceso inflamatorio crónico, se recomienda el masaje prostático, así como el uso de diversos procedimientos fisioterapéuticos. Si la patología se complica con un absceso, es necesario abrir el absceso.

Métodos de prevención

Para prevenir este proceso patológico conviene protegerse de las infecciones de transmisión sexual, evitar la hipotermia y además tener una vida sexual plena. Se recomienda mantener un alto nivel de actividad física y abandonar los malos hábitos.